Nunca sin SPF

1. El momento oportuno lo es todo

Si la protección UV sólo se aplica al sol, hasta el 50% de la cantidad aplicada sobre la piel puede evaporarse antes de que tenga oportunidad de adherirse a la piel y, por tanto, perder eficacia. El protector solar debe aplicarse siempre sobre la piel fresca, limpia y seca, a la sombra (idealmente en interiores), entre 15 y 30 minutos antes de salir al sol. Ni que decir tiene que hay que pasar la hora de comer a la sombra, ¿verdad?

2. La cuestión del factor

Los expertos están de acuerdo: si pasas mucho tiempo en la playa o la piscina, es decir, si también hay agua que refleje la luz, debes prestar atención a estas tres indicaciones de la etiqueta: Amplio espectro, resistente al agua y SPF30 o superior. Curiosamente, el SPF50 ofrece una protección contra los rayos UV sólo ligeramente superior a la del SPF30, ya que filtra el 98% de los rayos UV, mientras que el SPF30 bloquea el 96,7%.

3. T de textura

La elección de la textura debe depender de cómo se sienta tu piel: si tienes la piel sensible y seca, debes utilizar un protector solar hidratante y cremoso; si tienes un tipo de piel grasa o mixta que también es sensible, debes optar por un FPS que sea a base de gel o que tenga la formulación de una loción ligera.

4. La cantidad marca la diferencia

El lema aquí es más es más, pero una buena regla general es la longitud de dos dedos: esa es la cantidad que necesitas para la cara, las orejas y el cuello. ¿Llevas bikini? La cantidad recomendada para el cuerpo es aproximadamente un vaso de chupito lleno. Es bueno saberlo: si quieres utilizar un spray de protección solar in situ, los dermatólogos recomiendan aplicar antes una capa base de loción con FPS para que las quemaduras solares no tengan ninguna oportunidad.

5. Ino te olvides!

Las zonas más olvidadas son las orejas, el cuello y el nacimiento del pelo, pero necesitan tanta protección como el resto de nuestra piel expuesta. Un sombrero, una gorra o un pañuelo son por supuesto imprescindibles, tu cuero cabelludo te lo agradecerá. Y añadir un poco de estilo a tu look playero nunca viene mal, ¿verdad?

6. A refrescarse

Después de tomar el sol es antes de tomar el sol. Dicho de otro modo: Hidratar la piel después de un largo día de piscina es innegociable. Redoble de tambores para: Aloe vera - por su efecto antiinflamatorio y calmante. Además, sustancias hidratantes como la glicerina y antioxidantes como la vitamina C rellenan la piel estresada del verano.